¡Eh tú!, ahí fuera a la intemperie, quedándote solo, envejeciendo, ¿puedes sentirme? ¡Eh tú!, de pie en los pasillos con tus pies cansados y tu sonrisa marchita, ¿puedes sentirme? ¡Eh tú!, no les ayudes a enterrar la luz, no cedas sin pelear. ¡Eh tú!, ahí fuera desamparado, sentado desnudo junto al teléfono, ¿me tocarías? ¡Eh tú!, con tu oído pegado al muro, esperando a que alguien grite, ¿me tocarías? ¡Eh tú!, ¿me ayudarías a llevar la piedra? Abre tu corazón, vuelvo a casa. Pero fue sólo fantasía. El muro era demasiado alto, como puedes ver. Por mucho que lo intentaba no se podía liberar. Y los gusanos entraron a bocados en su cerebro. ¡Eh tú!, ahí fuera en el camino siempre haciendo lo que te ordenan, ¿puedes ayudarme? ¡Eh tú!, ahí fuera tras el muro, rompiendo botellas en el salón, ¿puedes ayudarme? ¡Eh tú!, no me digas que no hay ninguna esperanza, juntos resistimos, divididos caemos.
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